dissabte, 9 de setembre del 2017

GENIAL ÁLBUM QUE NOS RECUERDA QUE LA ESCUELA DEBE CULTIVAR LA ALEGRÍA COMO MOTOR DE DESARROLLO Y APRENDIZAJE

Iniciamos el curso con una maravillosa propuesta para maestros y educadores:

"LA ESCUELA DE LOS NIÑOS FELICES"

Texto de Gudrun Pausewang

Ilustraciones de Inge Steineke

Lóguez Ediciones, 2017


"Te voy a confiar un secreto:

Hay una escuela donde no se aprende a deletrear, sino a cabalgar sobre ciervos."


Este álbum, una auténtica joya desde el principio al final, nos lleva a reflexionar sobre el tipo de escuela que todos hemos soñado como niños y adultos y a compararla con la escuela real que como maestros y educadores ofrecemos a nuestros alumnos.


"Tampoco se aprende a mirar fijamente a la pizarra con ojos soñolientos, sino a navegar sobre nubes"


Entre la mirada soñadora de cómo nos gustaría que fuera la escuela y cómo realmente la hacemos, algo ha cambiado; y es que frecuentemente encorsetada por exigencias curriculares y tanto libro de texto, a la escuela y a los que somos escuela, se nos olvida algo fundamental: soñar, cantar, recitar poesía, bailar, abrazar, observar la naturaleza, despertar la curiosidad... tantas y tantas cosas básicas para educar la alegría, motor de aprendizaje y desarrollo personal. En definitiva, a la escuela se le olvida su objetivo primordial: educar para impulsar personas plenas y felices, soñadoras y creativas.


"No se aprende a bajar la cabeza ni a mirar de reojo al maestro, sino a domar monstruos"


Más allá de las metodologías y didácticas diversas, la escuela debe favorecer unas relaciones afectivas que generen seguridad y confianza, que lleven al niño a expresarse tal y como es, sin miedo a ser juzgado... cultivando conscientemente los pequeños momentos de alegría que van surgiendo y creándose día a día en las aulas, en los recreos... como medio de aprendizaje y desarrollo, transitando por las emociones vitales y aprendiendo a gestionarlas con naturalidad.

Este precioso álbum, con sus delicadas ilustraciones llenas de colorido y fascinantes detalles, llenos de magia y fantasía, más propios del mundo de los sueños que del mundo real, puede convertirse en un sugerente tratado de pedagogía que nos incita como maestros a poner consciencia en cómo actuamos en la escuela, independientemente de la actividad que desarrollemos, como generadores de alegría, fantasía, entusiasmo, curiosidad... emociones imprescindibles para el pleno y armónico desarrollo de nuestros alumnos.

Su lectura en el aula puede ser un genial recurso para proponer a nuestros alumnos que reflexionen y expresen verbalmente, por escrito o a través de un dibujo, cómo les gustaría que fuera su escuela y qué actividades les gustaría poder realizar en ella. Iniciando curso puede ser una reflexión que nos aporte grandes ideas sobre qué y cómo crear una escuela en la que todos nuestros alumnos se sientan felices.




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